Vientos inadaptados,
relámpagos certeros y asesinos.
Cielo enfurecido
que atraviesa la frágil isla
y la parte.
Palmeras pidiendo clemencia,
a tanta violencia sin sentido
Tropicalísimo cielo roto para siempre
casitas humildes
que caen como moscas.
Hombres de papel intentando
pelearle a la corriente.
Hombres arrastrados como peces
por un gigante
enfurecido.
Minutos y segundos largos
como serpientes venenosas.
El más indomable de todos los castigos.
No aprenderemos más.
Sigan,
sigan tirandole mierda al planeta.
NOTA DEL AUTOR:
Tabaré, no vas a lograr que Argentinos y Uruguayos nos separemos por tu ego. Si bien no somos santos y tenemos nuestras miserias, no se las tiramos a los Uruguayos. Nunca te olvides de que en la vida todo tiene su vuelta y de que todos esperabamos más de vos, aunque no justamente esto.
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