miércoles, octubre 17, 2007

LA IRONÍA DE LA EXISTENCIA


"Estas escaleras... debí hacerle caso a Rosita y tomarme un taxi, pero el transito..., no estoy bien. Estas escaleras..."
Prometida Nuñez jamás logró subir las escaleras de la estación Moreno del subte. La tenebrosa intoxicación de la que ha caído víctima le ganó por abandono. Una partida de mayones en mal estado tuvo en pocas horas más víctimas que el estallido de un ómnibus. Jóvenes, niños y abuelos colapsaron las guardias médicas. La muerte era el estado común denominador. Letal.
En casa de Prometida se enfrió la cena con la que sus hijos la esperaban. Alberto, su marido, estab listo para salir.
"Picamos algo y salimos " le había dicho horas antes cuando la llamó al trabajo.
"Esta noche, por fin!, lo convencí a mi marido de ir a ver a Pintti, me encanta. Pensé que nunca lo iba a ver". Prometida trabajaba de telefonista en una oficina del Anses. Sus compañeras le creyeron y la relojearon con sana envidia. Nada se sabía por entonces de la intoxicación masiva, de las milanesas asesinas, ni de nada de lo que fué.

La muerte tiene una irónica manera de divertirse con nosotros. Inexplicable diría yo. Tal vez su forma de llevarnos sea tan sarcástica que ... no sé. Chistosa me saliste.

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